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Los grandes modelos de lenguaje que impulsan la IA deberían ser de propiedad pública

Los grandes modelos de lenguaje que impulsan la IA deberían ser de propiedad pública

¿Quién debería controlar la inteligencia artificial?

En los últimos años, los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT, Bard y otros, se han posicionado como una de las fuerzas más transformadoras en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Estas plataformas, capaces de generar textos, programar código y responder preguntas complejas, han abierto oportunidades insospechadas para la educación, los negocios y la investigación. Pero, ¿qué hay del acceso, el control y el beneficio colectivo? Recientemente, voces destacadas han comenzado a plantear una pregunta fundamental: ¿Debería la propiedad de estos modelos recaer únicamente en corporaciones privadas, o es hora de considerar la propiedad pública como una vía para proteger el interés común?

IA: un bien común en disputa

El desarrollo de los grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés) requiere volúmenes astronómicos de datos, potentes infraestructuras de computación y recursos económicos significativos. Hasta ahora, son las empresas tecnológicas más grandes –OpenAI, Google, Meta, Microsoft– las que lideran el avance por la gigantesca inversión que llegó antes de que la IA se convirtiera en fenómeno global. Sin embargo, a medida que estos sistemas se insertan en el tejido productivo y social, el debate sobre el acceso público y las implicaciones éticas y sociales de su uso comienza a cobrar fuerza.

En una reciente carta publicada en The Guardian, expertos y activistas sostienen que dejar estos sofisticados sistemas solo en manos privadas amenaza con concentrar demasiadas decisiones clave sobre el futuro del conocimiento, la ciencia y la democracia en unos pocos actores. El riesgo de sesgos, uso indebido o priorización de intereses comerciales sobre valores sociales es tangible.

¿Por qué la propiedad pública importa?

Si vemos a los LLM como infraestructuras fundamentales –al igual que la electricidad o la red ferroviaria en su día– la pregunta por su propiedad y control es urgente. Tres razones destacan en el argumento por su gestión pública:

  • Acceso igualitario: el libre acceso garantiza que cualquier organización, emprendedor, estudiante o investigador pueda beneficiarse de estas herramientas.
  • Transparencia y rendición de cuentas: los modelos públicos pueden ser auditados, modificados y adaptados para garantizar el respeto a derechos fundamentales, como la privacidad, la equidad y la no discriminación.
  • Innovación inclusiva: la infraestructura de IA pública puede fomentar el surgimiento de startups, proyectos sociales y aplicaciones no comerciales, ampliando el alcance de la innovación más allá de los intereses corporativos.

Retos y alternativas

Por supuesto, avanzar hacia una IA de propiedad pública presenta retos significativos. El financiamiento, la gobernanza transparente y la actualización constante de los modelos imponen desafíos logísticos y técnicos. Además, la cooperación internacional será clave, ya que los flujos de datos y el desarrollo de IA trascienden fronteras.

En la actualidad, algunos gobiernos y consorcios académicos han comenzado a desarrollar modelos de código abierto o iniciativas que fomentan la colaboración pública-privada. Sin embargo, para llegar a una verdadera democratización de la IA, será necesario definir estructuras de gestión que garanticen tanto el acceso como la responsabilidad.

El impacto en la sociedad

Los grandes modelos de lenguaje no solo son herramientas. Configuran la manera en que buscamos información, tomamos decisiones y nos relacionamos. Si su control permanece restringido, aumentan los riesgos de manipulación, vigilancia, polarización y discriminación. Un enfoque público, bien diseñado, debe priorizar el beneficio colectivo y estar orientado por valores éticos, inclusivos y transparentes.

¿Estamos preparados para una IA de todos?

En definitiva, el tema trasciende la discusión tecnológica: ¿queremos que las bases de nuestra inteligencia artificial sean como una biblioteca pública, abierta y accesible, o un club privado gobernado por cuotas de membresía? Nuestra relación futura con la IA está en juego. La forma en que respondamos esta pregunta definirá si la próxima revolución tecnológica amplía libertades y posibilidades para todos, o refuerza viejos esquemas de exclusión.

¿Y tú, crees que la inteligencia artificial avanzada debe ser un bien común público? Te invito a reflexionar sobre cómo podemos construir una IA más democrática y abrir el debate en tu comunidad.

Fuente: Large language models that power AI should be publicly owned | Letter - The Guardian